sábado, 19 de septiembre de 2009

El equipo...

Desde el momento en que le contamos a alguien nuestra nueva situación el peso que llevamos es menor. La sociedad está muy sensibilizada con la EA (Enfermedad de Alzheimer) y nos ayudará en muchos momentos: desde seguir el recorrido que hace mi madre hasta la Torre (la he visto por la Marina e iba hacia allá, me la encontré por el Paseo Marítimo cuando volvía para casa), a echarle una mano cuando va al supermercado o acompañarla hasta casa cuando la ven algo desorientada.

La familia es algo fundamental, para ella y para nosotros que optamos por llevar el timón en esta nueva etapa. Una frase que me pone las pilas es: Juntos podemos, en Galicia decimos que “sin palla non se fai palleiro” (sin paja no se hace pajar) y ¡qué poquito pesa una pajita sola!

El trabajo en equipo, entendido como en las empresas estadounidenses en las que todos son importantes, pero cada uno en su función, según sus posibilidades, sin establecer comparaciones entre las personas. En la vida con mi madre no sólo es importante la relación directa con ella: es tan importante, o más si cabe, el que nosotros sepamos que tenemos unos oídos que nos escuchan, un hombro que nos apoya o una espalda que nos ayude con el peso. Importa la calidad más que la cantidad.

Casi todas las personas, amigas y familiares, que nos rodean están dispuestas a echarnos una mano en momentos puntuales (Loli quedó con mis hijos cuando se murió mi padre, Inma se llevó a su casa a mi madre en los momentos en que me veía agobiada... ¡Mi eterno agradecimiento a las dos!), debemos pedir ayuda antes de reventar porque... después daríamos más trabajo: por un lado será un asco tener que recoger toda nuestra "reventada" y por otro deberán hacerse cargo de nuestra labor... Conclusión: es preferible que nos ayuden antes de la "explosión".
La ayuda de asalariados también debe aliviarnos.

En nuestro caso acompaña a mi madre a hacer la compra de la comida y la hace. De 11,30 a 14,00 horas me permite disponer de las mañanas para “hacer mi vida”.

Una persona que nos merezca confianza, que la conozca desde el principio, simpatice con ella (María ya se había encargado de acompañar a mi abuela y conocíamos su paciencia y buen hacer con las personas mayores, además de sus dotes como cocinera y muchas más cualidades importantes en estos momentos), y nos ofrezca apoyo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por tu comentario! Seguro que me hace mejorar... ¿o no?